¿Qué estoy haciendo mal?
El running es una de las prácticas deportivas que más se han puesto de moda últimamente. Cada vez vemos más personas por las calles practicando este ejercicio aeróbico y lo cierto es que es una de las mejores prácticas para aquellos que desean bajar de peso.
Se trata de un deporte económico, fácil, no requiere de ninguna instalación específica, o sea que podemos hacerlo en todas partes y en cualquier momento. Pero hacer running depende de mucha fuerza de voluntad, una de las cosas más difíciles de conseguir.
Si tú con el afán de bajar de peso te has propuesto tener la voluntad de salir a correr cada día y haces ese esfuerzo, la verdad es que debemos felicitarte porque estás yendo por buen camino; pero qué pasa si todo este esfuerzo que hacemos no lo vemos luego en la balanza cuando nos pesamos? Es realmente desmotivador. Veamos qué puede estar pasando.
3 razones por las que corres pero no bajas de peso
No corres lo suficiente
Sobre todo cuando comenzamos con una nueva actividad física, nuestro cuerpo puede sentirse cansado rápidamente y experimentando sensaciones que no son habituales, y eso puede hacer que sintamos la necesidad de descansar y que paremos enseguida. Esto es normal, pero la idea es que vayas aumentando de manera progresiva tu tiempo: primer día corres 10 minutos, segundo día corres 15, tercero 20 y así hasta llegar a correr una hora completa. Si tu cuerpo suda, tu corazón palpita rápido y tus piernas terminan muy cansadas, es buena señal! Pero ten en cuenta que 2 o 3 veces por semana que salgar a correr no harán milagros: necesitarás al menos 4 o 5 días semanales para comenzar a sentir los beneficios de la práctica.
No modificas tu dieta
Si vuelves de correr y te tomas un vaso de refresco con snacks, lo más probable es que tu esfuerzo de nada haya valido. Tan importante como salir a correr a diario es que lleves una dieta balanceada y libre de azúcares, almidones y grasas animales. Intenta evitar los alimentos preparados que venden en supermercados, como así bajar la ingesta de panes, pastas, bebidas dulces, carnes rojas, además de comenzar a reducir la cantidad de alimentos que tomas en cada comida, ya que solemos comer más de lo que nuestro cuerpo necesita. Incorpora cada vez más frutas y verduras y hazte amigo del agua, ya que no hay mejor bebida para ingerir mientras haces una dieta y haces deporte.